martes, 31 de diciembre de 2013

Es bueno consultar a los Muertos?

¿Es inofensivo el Ocultismo?
 
Bárbara* comenzó a tener visiones y a escuchar voces cuando era muy joven. Además, aseguraba haber tenido contacto con sus parientes muertos. Junto con su esposo, Joaquín, consultaba libros de ocultismo, y ambos se hicieron expertos en leer las cartas del tarot. Por medio de estas supieron que ganarían mucho dinero; de hecho, comenzaron a prosperar en los negocios. Cierto día, las cartas les advirtieron que unas personas peligrosas tocarían a su puerta, y también les revelaron cómo protegerse de ellas.
 
AUNQUE la idea de que existe un mundo de lo oculto sea para muchos cosa del pasado, la fascinación por los fenómenos paranormales está hoy día muy extendida. Por todas partes, la gente lleva amuletos, juega con tablas ouija y consulta médiums espiritistas para conocer el futuro o protegerse del mal. En un artículo titulado “Lucifer y las computadoras”, que apareció en la revista alemana Focus, se hizo el siguiente comentario: “Internet ha revivido el interés por la brujería”.
 
¿Sabía que la Biblia habla acerca del ocultismo? Lo que dice al respecto puede que le sorprenda.
 
¿Qué dice la Biblia?
 
La ley que Dios dictó a la antigua nación de Israel advertía: “No debería hallarse en ti [...] nadie que emplee adivinación, practicante de magia ni nadie que busque agüeros ni hechicero, ni uno que ate a otros con maleficio ni nadie que consulte a un médium espiritista o a un pronosticador profesional de sucesos ni nadie que pregunte a los muertos. Porque todo el que hace estas cosas es algo detestable a Jehová” (Deuteronomio 18:10-12). ¿Por qué detesta Dios las prácticas ocultistas?
 
La experiencia mencionada al principio muestra que muchos creen que es posible ponerse en contacto con los muertos y que son los espíritus de los difuntos los que transmiten información mediante las prácticas ocultistas. Estas creencias se fundamentan en lo que la mayoría de las religiones enseñan, a saber, que los difuntos viven en una región espiritual. No obstante, la Biblia no apoya dicha doctrina; más bien, afirma: “En cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto” (Eclesiastés 9:5). También dice que la muerte es parecida a un sueño profundo, en el que uno pierde toda noción de lo que sucede a su alrededor (Mateo 9:18, 24; Juan 11:11-14).* Entonces, ¿por qué hay gente que asegura haberse comunicado con los muertos? ¿Qué hay detrás de las experiencias paranormales?
 
La comunicación con el mundo de los espíritus
 
Los Evangelios revelan que cuando Jesús vivió en la Tierra, estuvo en contacto con el mundo de los espíritus. En Marcos 1:23, 24 leemos que “un espíritu inmundo” le dijo a Jesús: “Sé exactamente quién eres”. ¿Sabe que a usted también lo conocen los espíritus? Pero ¿qué conocimiento tiene usted acerca de ellos?
 
Antes de dar vida a los seres humanos, Jehová creó a miríadas de ángeles. Estos hijos espirituales de Dios son muy superiores a los hombres (Job 38:4-7; Hebreos 2:6, 7). Son seres poderosos y sumamente inteligentes que fueron creados para hacer la voluntad divina. Así lo confirma el salmista que cantó: “Bendigan a Jehová, oh ángeles suyos, poderosos en potencia, que llevan a cabo su palabra” (Salmo 103:20).
 
La Biblia explica que con el tiempo algunos ángeles se pusieron en contacto con los seres humanos sin la autorización de Jehová. ¿Con qué propósito? El primero de estos ángeles alejó a Adán y Eva del Creador valiéndose de engaños. Esto lo convirtió en Satanás, el Diablo, un calumniador y enemigo de Dios (Génesis 3:1-6).
 
Posteriormente, otros ángeles “abandonaron su propio y debido lugar de habitación” en el cielo y se hicieron cuerpos humanos para venirse a la Tierra a vivir con mujeres atractivas (Judas 6; Génesis 6:1, 2). Estos ángeles rebeldes y sus descendientes híbridos aterrorizaron a la humanidad. Por su culpa, “la tierra se llenó de violencia”. Pero Dios acabó con toda la gente perversa en el Diluvio de los días de Noé. Es probable que usted haya oído hablar de esa catástrofe (Génesis 6:3, 4, 11-13).
 
Debido a la inundación, los ángeles tuvieron que desmaterializarse y regresar al mundo de los espíritus. Sin embargo, el Creador no les permitió volver a su lugar original en el cielo, sino que los condenó a una condición degradada, la cual se compara a “hoyos de densa oscuridad” (2 Pedro 2:4, 5). La Biblia llama “demonios” a esos ángeles rebeldes (Santiago 2:19). Y ellos son la fuerza detrás del ocultismo.
 
¿Qué buscan los demonios?
 
Los demonios se comunican con las personas principalmente para apartarlas de la adoración del Dios verdadero, Jehová. Los dones o poderes relacionados con el ocultismo no son más que simples distracciones que impiden a sus adeptos obtener conocimiento exacto de Dios y establecer una relación con él.
 
Podemos descifrar otro de los objetivos de los demonios al analizar lo que sucedió cuando su líder, Satanás, le ofreció a Jesús “todos los reinos del mundo y su gloria”. ¿Qué condición le puso? “Si caes y me rindes un acto de adoración”, dijo el Diablo. En efecto, Satanás y los demonios desean ser objeto de adoración. Sin embargo, Jesús nunca quiso adorar a nadie que no fuera Jehová (Mateo 4:8-10).
 
En la actualidad, los demonios no suelen abordar a los seres humanos de forma tan directa. Más bien, se valen de medios aparentemente inofensivos, como las bolas de cristal, las hojas de té, los posos (o residuos) del café, las cartas del tarot, los péndulos y los horóscopos para atraer a las personas. ¡No caiga en la trampa! No es cierto que puede abrirse una puerta hacia lo desconocido por medio de misteriosas fuerzas de la naturaleza. La realidad es que los demonios aprovechan la fascinación que genera el ocultismo para atraer y entrampar a las personas y así evitar que adoren a Jehová. Y cuando no logran ese objetivo, a menudo acosan a sus víctimas y procuran hacerles la vida imposible. Si ese es su caso, ¿qué puede hacer para librarse de sus redes?
 
Cómo puede librarse
 
No se deje engañar: los espíritus que se comunican con los seres humanos son enemigos de Dios y están condenados a la destrucción (Judas 6). Son unos impostores, unos mentirosos que se hacen pasar por personas que han muerto. ¿Cómo se sentiría usted si descubriera que un amigo suyo es en realidad un impostor que solo quiere hacerle daño? ¿O qué haría si se enterara de que alguien que ha conocido en Internet es un depredador sexual? Pues bien, estar involucrado con los demonios es mucho más peligroso. Debe hacer lo posible para cortar todo contacto con ellos. ¿De qué manera?
 
Tras aprender lo que las Escrituras dicen sobre el espiritismo, algunos de los habitantes de la antigua Éfeso consideraron necesario destruir sus libros de artes mágicas. La Biblia relata que “los quemaron delante de todos”, aunque costaban una fortuna (Hechos 19:19, 20). Aparte de libros, amuletos y objetos como las tablas ouija, hoy también hay mucha información electrónica relacionada con el ocultismo. Usted debe deshacerse de todo lo que pudiera ponerlo en contacto con los demonios.
 
¿Recuerda a Joaquín y Bárbara, la pareja mencionada al principio del artículo? Por medio del tarot supieron que unas personas “peligrosas” irían a su casa y que no debían escucharlas ni aceptar nada de ellas. Sin embargo, cuando Connie y Gudrun, dos testigos de Jehová, llamaron a su puerta y les dijeron que traían buenas nuevas acerca del Dios verdadero, ellos decidieron escucharlas. Terminaron hablando de las prácticas ocultistas, y las Testigos les mostraron lo que la Biblia dice al respecto. Entonces, Joaquín y Bárbara aceptaron un curso bíblico.
 
Pronto, esta pareja decidió evitar todo contacto con los demonios. De Jehová aprendieron que a los malos espíritus no les agradaría su decisión. De hecho, a partir de entonces, Joaquín y Bárbara comenzaron a tener muchos problemas y sufrieron fuertes ataques demoníacos. Todas las noches tenían miedo, y no fue sino hasta que se mudaron a otra casa que mejoró su situación. Durante esta dura prueba, las palabras registradas en Filipenses 4:13 les infundieron confianza: “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder”. Jehová bendijo la determinación de esta pareja, y con el tiempo los demonios dejaron de molestarlos. En la actualidad, Joaquín y Bárbara sirven felizmente al Dios verdadero.
 
Las Escrituras instan a todos los que quieran recibir la bendición de Jehová a hacer lo siguiente: “Sujétense [...] a Dios; pero opónganse al Diablo, y él huirá de ustedes. Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes” (Santiago 4:7, 8). Si lo desea, el Todopoderoso puede ayudarlo a liberarse de la influencia demoníaca. Tras reflexionar en su experiencia, Joaquín y Bárbara concuerdan de corazón con las palabras de Salmo 121:2: “Mi ayuda viene de Jehová”.
 
 
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